La reapertura de embajadas, por un lado, permitirá normalizar, en cierta medida, las relaciones entre ambos gobiernos que fueron rotas en 1961 por Estados Unidos. A raíz del restablecimiento de las relaciones diplomáticas habrá un mayor intercambio académico, comercial y turístico, ya que las restricciones que tienen ambos países seguramente van a reducirse. Por otro lado, las hostilidades que llevó a cabo Estados Unidos contra el gobierno y pueblo de Cuba se terminarán oficialmente, aunque seguirá habiendo acciones de inconformidad por parte de los grupos anticastristas radicales que viven en el estado de Florida, los cuales están apoyados por el Partido Republicano.